El Rallye de Croacia de la semana pasada brindó precisamente esa oportunidad. El traslado del parque de asistencia del centro de la capital a un centro comercial en las afueras de Zagreb fue una decisión muy popular.
El segundo día de la prueba ofreció la oportunidad de tener un primer contacto con el Campeonato del Mundo de Rallyes de la FIA. La cantidad de banderas de Toyota que ondeaban, las gorras de M-Sport que se ponían y las camisetas de Hyundai que vestían eran un espectáculo digno de contemplar.
El quid pro quo para los equipos y las tripulaciones fue la oportunidad de ir de compras y probar la cocina croata. Y los innovadores organizadores croatas sumaron lo mejor de ambos mundos, ya que las formalidades ceremoniales de la prueba permanecieron en la propia capital.