Cómo recordaremos a Craig

Craig Breen. Un hombre que pilotó un coche del WRC (en más de una ocasión) en un McDonalds para comprar nuggets de pollo. Ese era Craig. El personaje más simpático, divertido e ingenioso del parque de asistencia.

Le encantaba de dónde venía, sus raíces irlandesas significaban el mundo. Sus héroes no eran antiguos campeones del WRC, oh no. Los héroes de Craig Breen eran los campeones nacionales irlandeses. Era un irlandés orgulloso e Irlanda estaba orgullosa de tenerle.

Todos le oíamos: sus entrevistas al final de los tramos eran legendarias, nunca sabías lo que te iba a tocar, pero te hacían reír o te dejaban con un nudo en la garganta. Su personalidad contagiosa y su humildad hicieron que la gente de todo el mundo se encariñara con él.

Y para los que tuvieron la suerte de conocerle bien, todos estamos de acuerdo en que Craig era mucho más que uno de los mejores pilotos del mundo y un hombre capaz de dar rienda suelta a su ingenio cuando le apuntaban con un micrófono. Se preocupaba de verdad por la gente y su bienestar, sin importar de quién se tratara. No era sólo uno de los mejores pilotos de rallyes del parque de asistencia, sino una de las mejores personas del parque de asistencia.

Le encantaban los rallyes. Más que ninguna otra cosa. Lo vivía y lo respiraba. Vivía su sueño cada día y a menudo me decía lo agradecido que estaba por ello. Nunca lo dio por sentado. No había nada en el planeta Tierra que le apasionara más, especialmente las cosas históricas. Era demasiado bueno para no pilotar también un World Rally Car.

Le quedaba mucho por hacer en ambas disciplinas y es una pena que no lleguemos a verlo materializado. Pero estoy seguro de que ya está de vuelta en el asiento con Jaff a su lado.

Toda la comunidad de rallyes, tanto en casa como en todo el mundo, nunca será la misma sin el entusiasmo y la pasión de Craig por este deporte y su gente. Tengo el privilegio de decir que era mi amigo, le echaré mucho de menos.

Anoche paré en McDonalds cuando volvía de casa de la familia Breen. Los nuggets de pollo no sabían igual. No lo volverán a hacer. RALLYE EN PAZ hermano.

Las palabras por sí solas, por muy bellamente que estén escritas, no pueden representar la verdadera calidez, energía y pasión que Craig Breen llevaba consigo allá donde iba.

Es cierto que era más feliz con un mono de trabajo, una taza de té en la mano y la perspectiva de un día entero de rallyes por delante. Probablemente en algo histórico. Sus amigos le rodeaban y sus mayores animadores, su madre y su padre, estaban al lado del tramo, como siempre lo estuvieron a lo largo de toda su carrera.

Su amor por este deporte era innegable y contagioso. Si no eras un fan de los rallyes, Breen podía convertirte fácilmente en uno. Los rallyes le daban alegría y él, a su vez, se la daba a sus seguidores de todo el mundo.

¿Quién podrá olvidar sus reacciones al final de los tramos en Suecia 2023? Júbilo. Felicidad exultante.

Y todos disfrutábamos de ese maravilloso resplandor, porque nos hacía sentir bien ver lo mucho que amaba lo que hacía. Era un tónico. Y en estos días más oscuros, ayuda recordar esa sonrisa.

Un millón de recuerdos, y todos de colores vibrantes, porque así era Craig. Amaba la vida y se le notaba. Nunca se tomaba a sí mismo demasiado en serio y, si alguien a su alrededor lo hacía, era capaz de bajarle los humos con una frase ingeniosa. Normalmente con alguna referencia a la serie de televisión "Father Ted".

Sí, le encantaba el té, eso está bien documentado. Era muy quisquilloso con la comida y, a pesar de contar con uno de los mejores cocineros del parque de asistencia de Citroën, observé con asombro cómo se comía la comida más sencilla y poco apetitosa, ¡con una gran sonrisa en la cara!

Me alegro de haber asistido a todos los altibajos de su carrera. Celebrar sus éxitos, pero también maravillarme de cómo se levantaba tras una tragedia, tras una decepción. Era un verdadero guerrero y tenía todo mi respeto.

Siempre le estaré agradecido por su amistad. Echaré de menos sus mensajes aleatorios sobre desastres culinarios y cómo quemaba el puré de patatas, sus orgullosas fotos de su sobrino y sus ingeniosas observaciones mientras veía All Live en casa. Son las pequeñas cosas las que realmente nos afectan.

Sigue sonriendo, Craig. Así te recordaré siempre.

¿Por dónde empiezo? Hay tantos recuerdos, pero estos son algunos que me llaman la atención.

Recuerdo que en el Rallye de Gales GB de 2011, estaba de pie en la parte trasera de la furgoneta de cronometraje, esperando el tiempo de tramo de Egon Kaur. Era el último tramo del campeonato WRC Academy de esa temporada, y yo creía que Breen y Roberts habían hecho lo suficiente para ganar el campeonato. Cuando vi el tiempo de Kaur, se lo grité, y su reacción al oír la noticia me confirmó que habían ganado. La emoción era palpable.

También recuerdo haber enviado un mensaje de texto a Craig el día de su cumpleaños, deseándole lo mejor en su día especial. Estaba haciendo un test en la nieve, y me contestó diciendo: "Podría estar pilotando un maxi kit car en la Isla de Man, ¡pero me lo quedo de todas formas! Gracias".

Aunque yo no conseguía ni de lejos lo que Craig cuando pilotaba, siempre me recordaba lo celoso que estaba de que yo hubiera pilotado un Kit Car F2.

Durante nuestras sesiones individuales de rodaje, Craig demostró toda su pasión por el deporte que tanto amaba. Tenía un montón de recuerdos de todos los años, los coches, los pilotos. Era capaz de sacar un clip de Internet en un segundo de algo que había visto y contarte una historia sobre lo que estábamos viendo. Nunca había un momento aburrido con él, y siempre tenía una enorme sonrisa en la cara.

Pasar tiempo con Craig no dejaba lugar a dudas de que el rallye era su amor y su vida. Demostró que con trabajo duro, pasión y compromiso, puedes alcanzar tus sueños. Le echaré de menos.