Umeå ofreció un auténtico paraíso invernal para el Campeonato del Mundo de Rallyes, pintando uno de los cuadros más dramáticos de los últimos años.
La segunda prueba del WRC de la semana pasada fue un auténtico thriller. Mantuvo en pie a los aficionados de todo el mundo durante tres días, lo que fue una suerte por dos motivos, a veces hacía demasiado frío para sentarse y estar de pie significaba no resbalar en el hielo más helado de los últimos años.
Enhorabuena a Umeå y a las ciudades y pueblos de los alrededores: qué espectáculo habéis ayudado a montar al WRC. Se ha dicho una y otra vez a lo largo de los años que un rallye de invierno es uno de los espectáculos más asombrosos que puede ofrecer el automovilismo mundial. La semana pasada quedó demostrado. La acción fue sobresaliente, con los pilotos y copilotos más rápidos en los coches de rallyes más veloces haciendo de las suyas rodando cerca de 200 km/h. Sobre una superficie en la que nos costaba mantenernos en pie.
Épico.
Y, como es habitual en Suecia, además de la impresionante prueba del WRC, había mucho que hacer. Los estadios Umeå Arena y Red Barn gozaron de una gran popularidad, con aficionados que llegaban horas antes de la salida del primer coche.
Pero fue en el campo donde se encontró el color. La primera de las grandes, grandes nevadas llegó a principios de diciembre, vertiendo metros de nieve polvo sobre el terreno de juego del WRC y sumando una gran variedad de Saabs y Volvos de estilo clásico, que no se verán hasta la primavera cuando, inevitablemente, seguirán arrancando por primera vez.
Hay algo en estar en el bosque, encender un fuego, cantar una canción y comer un Falukorv quemado (sabrosa salchicha sueca) mientras ves a Ott Tänak pasar bailando sobre el limitador a toda velocidad.
Y, como es habitual en Suecia, además de la impresionante prueba del WRC, había mucho que hacer. Los estadios Umeå Arena y Red Barn gozaron de una gran popularidad, con aficionados que llegaban horas antes de la salida del primer coche.
Pero fue en el campo donde se encontró el color. La primera de las grandes, grandes nevadas llegó a principios de diciembre, vertiendo metros de nieve polvo sobre el terreno de juego del WRC y sumando una gran variedad de Saabs y Volvos de estilo clásico, que no se verán hasta la primavera cuando, inevitablemente, seguirán arrancando por primera vez.
Hay algo en estar en el bosque, encender un fuego, cantar una canción y comer un Falukorv quemado (sabrosa salchicha sueca) mientras ves a Ott Tänak pasar bailando sobre el limitador a toda velocidad.
Y ahora, la tercera prueba y el mayor cambio de la serie. Del helado norte de Escandinavia al caluroso centro de México. El mes que viene en León hará 50 grados más y será un poco más rocoso.
La aventura 2023 continúa.
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