La séptima prueba del WRC de este año incluyó su renombrada salida ceremonial en el centro de la ciudad por primera vez desde que se redujeron las restricciones del COVID, después de haber corrido con la rampa de salida y llegada en el parque de asistencia durante los dos últimos años.
Los aficionados salieron por miles y los pilotos respondieron.
El héroe local Ott Tänak dijo: "Es bonito, es agradable ver a los aficionados de nuevo. Así es como solía ser este rallye y ahora vuelve a ser un poco más normal".
El campeón del mundo de 2019 se rio de la etiqueta de "estrella del rock", pero los aficionados dejaron claro a quién animaban.
Las esperanzas de Tänak de conseguir una segunda victoria en tres años se vieron frustradas por una pilotaje estelar de Kalle Rovanperä, el finlandés que ha hecho de Tallin su hogar.
La estrella de Toyota Gazoo Racing añadió: "Ha habido muchos aficionados ahí fuera y realmente ayudan a que este sea un rallye especial. Ha sido un placer verlos y, por supuesto, las carreteras son muy bonitas. El trabajo del año pasado fue bueno".
El compañero de equipo de Rovanperä, Esapekka Lappi, se hizo eco de estos pensamientos y añadió: "Es uno de los eventos más geniales, sin duda. También se ve mucha gente en los tramos, están animando a todo el mundo y en voz alta. Y eso es genial. Además, esta ceremonia de salida y llegada es toda una experiencia..."
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