La transformación del Subaru de granja a ganador del WRC
Mientras llenaba su coche de gasolina, la mente de David Richards estaba en otra parte. Otro cliente llegó detrás de él. No necesitó darse la vuelta para mirar. Lo sabía. Ese ruido le traía muchos recuerdos.
Ese ruido era el característico petardeo del boxer de Subaru. Si los World Rallye Car de finales de los noventa y más adelante hubieran tenido banda sonora, tendría que ser la clásica y dura nota del equipo Prodrive de Richards en Banbury.
La historia de Subaru en el WRC se estableció, por supuesto, en los días anteriores a los World Rally Car del Grupo A. Fue el Legacy el que ayudó a allanar el camino a la leyenda que fue el Impreza. Ese fue el modelo que dio la gloria mundial y llevó a Subaru a la vanguardia del automovilismo.
La historia del fabricante es bastante diferente. Si nos remontamos a finales de los años setenta, para la mayoría, incluido el expresidente estadounidense Ronald Reagan, el nombre de Subaru significaba una cosa: agricultura.
El vehículo utilitario de estilo pick-up, lamentablemente llamado BRAT, era la elección de los terratenientes de todo el mundo. Reagan trabajó en su rancho de Santa Bárbara durante una década.
Sin embargo, siempre hubo ambición en la competición.
Y esa ambición llegó desde lo más alto, con el fundador de Subaru Tecnica International, Noriyuki Koseki, que desarrolló y luego pilotó un Subaru RX y un RX Turbo durante la década de 1980.
Puede que Audi fuera el fabricante pionero en los cuatro ruedas motrices, pero Subaru entró en acción poco después con la llegada del RX del Grupo A a principios de los ochenta.
La turbo alimentación ayudó a proporcionar más potencia, pero no se pudo evitar el limitado recorrido de la suspensión y la rudimentaria transmisión. A pesar de estos problemas, el RX ganó su categoría en el Safari Rallye de Kenia en dos ocasiones y tentó a pilotos como Ari Vatanen al volante.
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Read MoreLa llegada en 1990 del coche de serie Legacy puso a Subaru en el camino del éxito. Pero fue la llegada de Prodrive como socio en los deportes de motor lo que realmente aceleró las cosas.
El Legacy conservaba la disposición longitudinal del motor RX, pero el doble de árboles de levas y un motor de dos litros suponían un aumento significativo de la potencia. Si añadimos un poco de magia MacPherson, los fundamentos de un sólido aspirante al Grupo A estaban ahí. El director técnico de Prodrive, David Lapworth, lo convirtió en un ganador de rallyes.
Tardó un par de años en subir a lo más alto del podio, pero una vez que Colin McRae consiguió su primera victoria y la del equipo en el Rallye de Nueva Zelanda de 1993, el programa pudo ir realmente a toda velocidad.
Y el cambio de marchas se tradujo en la presentación inmediata del sucesor del Legacy: el Impreza 555. Este coche siempre estará intrínsecamente ligado a McRae.
El piloto de Lanark ganó su campeonato mundial con la famosa librea azul y amarilla en 1995 y la alianza Subaru-Prodrive se embolsó dos títulos más con Richards Burns en 2001 y Petter Solberg en 2003 con los derivados del World Rally Car.
La evolución del Impreza 555 al Impreza WRC97 fue una de las historias de la era del World Rally Car. Piero Liatti hizo debutar al WRC97 con una victoria en el Rallye de Montecarlo de 1997, el primer rallye de la nueva generación, demostrando que este precioso coche tenía el ritmo necesario para respaldar su impresionante aspecto.
Al contemplar las líneas curvas y los arcos acampanados en el lanzamiento del coche en 1997, el paso de coche de campo de cultivo a la creación más impresionante y exitosa del WRC fue bastante sorprendente.
Qué diferencia puede lograr una década.
